Invertir en Gestión de Personas
Las empresas para mejorar su competitividad han invertido en tecnología, marketing, reducción de costes energéticos, laborales o estructurales, entre otras acciones. Estas inversiones son de una cuantía elevada y el beneficio de su retorno a veces es poco claro, por lo que en múltiples ocasiones dicha inversión se percibe como un coste, poniéndose en duda la efectividad del aumento de la competitividad de la organización y afectando negativamente a la tesorería en una época en que las facilidades de financiación son más bien escasas.
Las empresas han comprendido que la supervivencia a largo plazo pasa por ofrecer productos o servicios de calidad. El que no haya entendido estas dos premisas ya sabe el riesgo que corre.
Veamos unos ejemplos.
- Hablando con una cliente me contó que fue a comprar una prenda de ropa a un establecimiento de moda femenina. Se interesó por una camisa, pero al probársela no se encontraba especialmente cómoda con ella, por lo que recurrió al asesoramiento de la empleada. Ésta le respondió con un desinterés ciertamente perceptible, por lo que mi cliente optó por no comprar y desplazarse hasta otro establecimiento de la misma propiedad (sin ser una cadena nacional, hay tres en la ciudad). En este segundo establecimiento sí encontró el trato y el consejo que echó en falta en el anterior. Consecuencia: no volverá a la primera tienda. En el caso de que en vez de poseer la propiedad, tres establecimientos sólo hubiera sido uno, habrían perdido un cliente para siempre.
- El propietario de un establecimiento comercial decide prescindir de su empleado más valioso sustituyéndolo en su lugar por un familiar muy cercano, provocando que el antiguo trabajador, gran conocedor del sector y con unas competencias profesionales elevadas, ante su nueva situación laboral, se decida a establecer su propio negocio arrastrando a un gran número de clientes de su anterior empleo conocedores de su completa valía profesional.
Indefectiblemente se debe considerar que las inversiones exclusivamente basadas en equipos y tecnología, aunque necesarias, no asegurarán el éxito sin una capacitación de los colaboradores, por lo que será necesario tener este factor en consideración. Muchos empresarios se han topado con esta certeza concluyente tardíamente: se han efectuado inversiones en equipamiento, tecnología o procesos y el resultado no ha sido el esperado. Evidentemente, el progreso ha existido, pero no el supuesto, por lo que un halo de descontento recorre a los directivos de las empresas. Habitualmente no se considera a la persona como la pieza clave del rompecabezas de la organización. Los mejores métodos o los mejores equipos tecnológicos no darán su resultado si detrás no hay un ser humano comprometido y competente profesionalmente.
Es necesario un alineamiento entre objetivo empresarial y persona, desde el directivo hasta el colaborador, sea este de cuello azul o cuello blanco. Desgraciadamente muchos empresarios no consideran la inversión, no se debe estimar como coste, en desarrollar y capacitar a sus empleados como algo trascendental, desdeñando que las personas son el recurso que mejor puede conseguir aumentar su productividad, con una inversión menor.
Propongo estas reflexiones:
- para aumentar la productividad de una empresa mediante la adquisición de nuevos equipos, ¿cuál inversión sería necesaria?
- ¿Sería preferible implementar una metodología que supusiera una mejor gestión de personas y conseguir el mismo aumento de la productividad con un gasto mucho menor?
- ¿Para qué invertir grandes cantidades de dinero si las personas no poseen las habilidades técnicas o emocionales necesarias?
- ¿De qué sirve tener un producto con una buena relación calidad/precio si la persona que lo comercializa no tiene la actitud necesaria?
Las personas somos el “recurso” olvidado. Con una ínfima inversión ofrecemos un rendimiento muy elevado con un efecto multiplicador en el crecimiento empresarial realmente notable. Las oportunidades y fortalezas de las empresas surgen del compromiso de sus empleados pero esto no brota espontáneamente sino que debe ser algo planificado, promovido y ejecutado por la dirección, la cual debe dar ejemplo.
La única solución para llegar a nuestro mercado es ofrecer al cliente el mejor producto al mejor precio y la llave para cuadrar esta ecuación somos las personas. Promover una Nueva Cultura de Gestión de Personas debe ser el nuevo paradigma diferenciador en nuestras empresas.
Director en TALENTIA GESTIÓ